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21.45, noche lluviosa en Liniers. Todo aquel que anoche se puso la
casaca, el piloto y salió camino a nuestra querida casa, nuestro
santuario, nuestro lugar en el mundo, pudo ver lo que hace tiempo se
hace evidente. Vélez requería ganar para pasar de fase, Nacional se
bastaba de un empate para salir victorioso, y así fue.
Una
vez mas fueron 11 caras las que se presentaron al campo de juego, 11
caras conocidas para todos los fortineros, 11 caras llenas de
experiencia en este tipo de encuentros, pero al fin y al cabo son solo
eso, caras. Una vez mas "no alcanzó", y tontamente quedamos afuera de la
competición mas importante del continente de la manera mas injusta y
tonta.
11 caras que salieron a un primer
tiempo a dominar, a tener el balón, a crear su juego habitual, mas no
logró casi acercarse al fondo de la red en los primeros 45. Si bien
dominaba la totalidad del juego y sostenía al rival empujándolo hacia su
área, le faltó esa verticalidad, ese toque final, esa estocada que
hubiera hecho de esta crónica otras palabras. Ninguna jugada para
destacar, primer tiempo monótono y Vélez se fue al vestuario con las
tablas en el marcador.
Comienzo del segundo
tiempo, estas 11 caras dominaban aún la posesión del balón e imponían su
juego manteniendo al rival muy lejos del guardameta Sebastián Sosa,
salvo en algún contraataque que asustó a mas de un fortinero, algún
contraataque que dejó al desnudo todas las falencias que ya conocemos en
la linea del fondo.
Corrían los minutos y el
0-0 beneficiaba al equipo guaraní, Vélez buscaba pero no podía, no
encontraba la forma, no tenía ideas. Mitad del segundo tiempo y el
cansancio se empezaba a hacer notar, fue entonces que el equipo
paraguayo se empezó a afianzar con el balón...
José
"El Turu" Flores vio en el cambio la posibilidad de agregar esa
verticalidad que necesitaba Vélez y fue entonces que sacando a nuestro
lateral derecho, Facundo Cardozo, entró en cancha Roberto Nanni como
volante. El gol no llegaba y los minutos empezaban a pesar, entre otras
cosas. Minuto 75, desborde por el lateral izquierdo de la mano de
nuestro capitán, Fabián Cubero, quien tras deshacerse de un jugador,
asiste a Jorge Correa en la linea del área, quien la manda a lo mas
profundo de la red y fue entonces cuando llegaron los llantos, las
risas, los gritos, la euforia. ¿Qué lluvia podía apagar esta esperanza,
esta emoción, esta fe ciega? grito de gol, grito sagrado, grito que nos
llevaba al empate y a la posibilidad de definir en una serie de penales.
Pero
entonces... No habían pasado ni 5 minutos cuando, en un contraataque,
Nacional tuvo en sus manos un disparo desde los 11 metros, resultado de
una entrada fuerte que Lucas Romero cometió en el área para evitar que
un Derlis Orué definiera el empate del encuentro, Lucas Romero se fue
expulsado y todo estaba en las manos de el arquero, oraciones, súplicas,
llantos, todo lo necesario para que el balón no entrara en nuestro
arco.
Pero por esas cosas del fútbol Silvio Torales disparó y
capitalizó el empate, empate que obligaba a Vélez a ganar por 3-1 para
definir la fase, pero Vélez estaba golpeado, ahogado y con 10
jugadores.
Todo se encaminaba al peor de los
desenlaces cuando Jorge Correa recibió un balón en la puerta del área y
la clavó en el palo derecho, haciendo su segundo gol del encuentro y
reviviendo todas las esperanzas del sufrido hincha fortinero. Vélez
empujaba pero no le bastaba contra una defensa bien formada y plantada
al fondo del campo, hasta que en el minuto 87 Hector Canteros salió
tontamente amonestado y expulsado, Vélez con 9 jugadores y ya parecía
una hazaña imposible. Tiempo de descuento, corner a favor de Vélez y
todavía podíamos soñar, tanto así que hasta el guardameta Sebastián Sosa
fue a buscar el cabezazo que nos diera el empate de la serie. Corner
mal definido, golpe de contra, Sosa solo contra 3 jugadores. El
delantero del equipo guaraní escapó totalmente solo de un Sosa que,
caído, era la viva imagen de la derrota, del fatídico final. Derlis Orué
puso el 2-2 sobre la hora y eso fue todo para Vélez en esta Copa
Libertadores 2014.
Dos "finales" perdidas
tontamente en menos de un año y un equipo dormido en los laureles, un
equipo que, alabado por mas de un hincha, nos dejó afuera y apagó esa
esperanza de repetir la hazaña de 1994. Afortunadamente son solo eso, 11
caras, Vélez fuera de todo, lejos de pelear el torneo y eliminado de la
copa, se perfila para la pretemporada y como todos sabemos, las caras
siguen pasando pero los colores prevalecen, hincha de Vélez, no de una
cara, no de una hinchada, no de un resultado.
ELIAS ALBACETE FATUZZO
@EliasAlbacete